domingo, 17 de marzo de 2013

El Madrugador...



“A todas  aquellas  personas que son los verdaderos Papas del Mundo, los que viven en el anonimato y no necesitan ser avistados mediantes fumatas blancas o negras, ellos no se ven, pero están ahí luchando desde la humildad en sus asociaciones por cambiar el mundo”

El 15 y 16 de marzo tuvieron lugar las XXIII Jornadas Andaluzas de ENLACE, de entidades de drogodependencias y otras adicciones, VIH y exclusión Social en un rincón alejado de cualquier atisbo de civilización donde la Asociación Vida de Carmona asistió como invitada por su trabajo en la ciudad. Un lugar donde se palpaba la naturaleza en todo su esplendor, donde el silencio invitaba a la reflexión y la convivencia fue la protagonista de más de veinticuatro horas cargadas sobre todo de emoción emanada de la Solidaridad.

El encuentro arrancaba con la ponencia de Fernando de la Riva, un hombre cuya dedicación profesional distaba mucho de su formación universitaria. Como él decía: “estar en esto también es una vocación, ya que los que estamos aquí hemos sentido <la llamada> de ayudar”.  No hace falta recalcar la ausencia de ideologías políticas o religiosas, allí únicamente había un estandarte que pendía del corazón de los asistentes: Igualdad y Acción Social. Fernando nos propuso jugar a la máquina del tiempo y nos invitó a todos a soñar cómo serían las organizaciones no gubernamentales dentro de una década. No imaginaba que de una crisis económica, social y política llegaríamos a sacar la parte positiva. Las organizaciones sociales dentro de diez años estarían más unidas, aparecería la cooperación como manera de lucha y el trabajo en equipo como herramienta para acabar con el poder de uno o unos pocos. Para ello, pudimos contemplar una serie de imágenes que hablaban por si solas: donde la risa se imponía a las cargas policiales, donde los colores del arco iris bailaban en círculo o donde los seres humanos encontrábamos trucos para no quedarnos detrás de los muros que la sociedad corrupta estaba levantando y poder  así salir de nuestra “zona de confort” y cruzar al otro lado. Además habríamos educado en valores más que en formación porque de esto, nos sobra y es que tenemos tiempo con el desempleo a prepararnos a fondo en cualquier materia que se precie.

Ya queda en mi memoria inserta la frase del ponente “La crisis no va a pasar, hay una colección de crisis esperando” Así que no nos queda más remedio que verla como una oportunidad, como siempre digo, de lucha y cambios sociales. Y tengo la esperanza, porque la Ley sobre los Desahucios no la ha cambiado ningún Gobierno, la ha hecho emerger el Pueblo, con la unión y la conciencia social. Esta  situación que nos ha tocado vivir va a acabar con la competencia y va a sustituirse ésta por la cooperación, no nos queda otra.

Con el alma reforzada pudimos asistir al tiempo libre, una convivencia de más de cien personas donde muchos de ellos se enfrentaban a vivir en primera persona la desaparición de sus entidades sociales, sedes creadas de la nada, solo con la fuerza y el coraje de madres que vieron a sus hijos caer en la droga, en el inframundo, en una época en la que no tenían las políticas sociales la fuerza del S.XXI o ni siquiera existían. Vamos hacia atrás, comentaban desconsoladas, pero “nunca dejaremos de luchar aunque es muy muy difícil seguir”. Los recortes sociales en la actualidad han sido tan radicales que se ven en peligro de desaparecer muchas organizaciones que trabajan por insertar, formar, reeducar, curar, rehabilitar, etc.  a miles de personas en Andalucía, nuestra familia.

Aprendimos dinámicas de grupo que se llevan a cabo en las prisiones de nuestra Comunidad, trabajamos la empatía como instrucción primordial del juego, compartimos experiencias con otros voluntarios y trabajadores, fue sin duda una velada marcada por el sentimiento y las ganas de no cesar en el trabajo y la lucha por salir de una burbuja donde nos han encerrado sin preguntarnos qué queremos o cómo nos sentimos. Una burbuja que a diario es pateada por un nuevo decreto ley que dormita más las esperanzas por salir adelante y donde las energías se consumen antes de la explosión final.

Las jornadas finalizaron con una Asamblea donde se trataron temas económicos, aquello distanciaba mucho de las cuentas del Instituto Nóos. La mayoría de la gente que se dedicaba a la lucha por el prójimo, no cobraba ni siquiera” la voluntad”. Sobrevivían de subvenciones y ayudas del Gobierno, patrocinadores o donaciones y aunque la gente siga poniendo en duda a muchas entidades, yo siempre digo que habrá como en todas partes, así que allá cada cual con su conciencia. Pero aquellas cuentas gozaban cuanto menos de claridad y transparencia. De todas formas, el que robase, como digo, no podría llegar muy lejos con esas cantidades.

Desde que me metí de lleno en el tema del voluntariado, mis días se hacen más llevaderos, mi nado en este Océano de desesperación tiene menos oleaje y el trozo de madera donde navego tiene menos grietas, hay días que parezco mantenerme en la superficie. Además no estoy sola, eso piensas cuando te quedas sentada en el sofá mirando las noticias o leyendo la prensa. Cuando naufragas de verdad, cuando te arriesgas a salir de tu zona de confort como mencioné anteriormente, ves la cantidad de ciudadanos que como tú divagan sin brújula y que como aquellos pingüinos del video sobre “el viaje en grupo” que podéis encontrar en youtube, estamos aprendiendo a hacerlo en equipo para que cuando llegue el tiburón, seamos capaces de levantar entre todos un iceberg y se estampe de bruces contra una comunidad Unida.

Quiero terminar este artículo con una frase que es el resumen de mi experiencia este fin de semana en aquel verdadero Vaticano, donde tuvimos no uno sino dos Papas gaditanos, Alonso y José Luis, uno ovacionado por su parodia y otro homenajeado, alejada de las riquezas materiales y de la autoridad del poder, de los abusos, de la marginación social y de la censura de las libertades, lejos  de la vulneración de los derechos de las mujeres y los niños, y lejos de una Iglesia que no es la que Jesucristo revolucionario predicó. Porque papa no hay uno, hay millones en el mundo, pero no tienen nombre ni calzan zapatos rojos, van con botines todo terreno, alzan el puño y dicen Sí podemos porque “Para construir el futuro es necesario soñarlo antes”.


Carpe Diem








martes, 5 de marzo de 2013

Acoge...


A todos aquellos que tienen que salir de su país, para que en el arduo camino encuentren a esas personas buenas que luchan porque sientan al menos la calidez de una mano amiga”

Desde que no pude estudiar la carrera que siempre había soñado albergaba en mí con más fuerza el deseo de “ayudar a los demás”: era mi frase. De pequeña decía que quería ser monja (debido a la desorientación e inmadurez, claro, nada más lejos de la realidad), luego fui durante ocho años catequista en una parroquia del pueblo, en los que aprendí dos cosas: a creer en los valores cristianos y a ver de frente la hipocresía. Y  acabé a los veintisiete por cosas del destino en otro país  trabajando de becaria en una ong de inmigración, donde pase los seis meses más felices de mi etapa laboral. Allí di cuanto tenía y más, a veces hasta caer exhausta. Mi padre siempre me aconsejaba no  jugar a cambiar el mundo porque acaba costando la salud. Y no se equivocaba pero uno de mis lemas es que hay que aprender por sí mismo, es como el ser humano acaba formándose. Aquella historia algún día la escribiré, desde luego, esas etapas vitales  jamás se olvidan.

Dos años más tarde, en una pequeña oficina, aquel hombre bajito y sereno me contaba la historia de su vida y cómo había terminado dedicando su vida a los demás. Me propuso irme de nuevo al extranjero a llevar una labor social como voluntaria (África o Latinoamérica eran los destinos). Qué lejos quedaba su figura de aquellos personajes con medallas colgadas en las iglesias de nuestras ciudades. Eso era llevar una vida cristiana y ensalzar unos valores sin ánimo de lucro ni protagonismos absurdos. Terminó nuestra charla con una frase suya que decía: < ¿sabes por qué estás aquí? Porque las personas como nosotros nos acabamos encontrando>.

Volví a casa y vi un anuncio donde decía que se necesitaba monitora deportiva en el barrio. Y ahí permanecí trabajando año y medio durante horas alejada de aquel camino, mientras de alguna forma daba mi hombro como apoyo a mis alumnas y las ayudaba en lo que podía, sobre todo las hice sonreír y disfrutar y eso me mantenía despierta en un mundo laboral que no era del todo mi ilusión.

Y aquel hombre que desprendía bondad volvió a aparecer en mi vida después de algunos años abriéndome las puertas de su Casa. Me sentí como el hijo pródigo cuando vislumbré su alegría al verme y allí me ofreció un hueco como recepcionista en atención a inmigrantes y como profesora de español. Aquel lugar era especial desde sus puertas hasta las sensaciones que te transmitía pasar horas en sus entrañas. Un pasadizo subterráneo oscuro donde los cimientos vibran con el paso de trasportes pesados, pero que alberga vida y esperanza, donde el futuro, la lucha y la Justicia se abren camino.

Pude trabajar con un Gran equipo humano y profesional que partieron de la nada, de la fuerza de una mujer pionera en fundaciones y ongs que estuvo en el continente africano y donde se sintió como en su propio hogar.  Hoy, tienen una base firme y consolidada  donde forcejean a diario con la crisis social, política y económica que arrasa nuestro país. Desde el Presidente, la Directora, el equipo de formación, la administrativa, las orientadoras, hasta los compañeros voluntarios, fueron mi apoyo desde el minuto uno de mi llegada. Sonrisas regaladas a cada paso de un lado a otro con papeles en las manos, sonidos de teléfonos y gritos sordos que pedían ayuda aguardando en la sala de espera.

Atendí a personas que estaban durmiendo en la calle, escuché historias personales muy duras. A veces piensas que no vales para algo y te acabas sorprendiendo a ti misma. Lejos quedan las lágrimas y los sentimentalismos cuando tienes delante la realidad y tienes que conseguir una solución en poco tiempo, es increíble como tu capacidad de reacción activa tus sentidos mientras las horas pasan en un instante. Todas las nacionalidades pasaron por aquella mesa donde a veces me quedaba atónita ante ojos desesperanzados que narraban su pasado y su presente y que no veían claro su futuro. Arrancados de cuajo de sus países de origen por la fuerza de la necesidad, alejados de sus familias por forjarles un futuro mejor desde la distancia, perdidos y desorientados ante un oasis que imaginaron o les hicieron creer, amedrentados por volver y no poder nunca más cruzar una frontera de luz o lo que es peor, morir en el intento.

Allí llené la pizarra con nuestro alfabeto y me emocionaba escuchando pronunciar palabras como árbol o mujer desde una garganta de color. Donde jugué en el parque infantil con un pequeño de dos años con las manitas heladas, donde piden información para saber si tienen derecho a sanidad, donde necesitan convalidar sus estudios o permisos de conducir, porque no son ignorantes, donde William me invitó a sus clases de capoeira, donde intentaba entender otro lenguaje antes de llamar a la traductora, donde las mujeres magrebíes me contaban como era un día en sus vidas, donde pedían una caja de leche o donde una mañana un bebé ciego por un cáncer me enseñó el valor de poder ver el mundo que nos rodea y comprender que todos tenemos fuerzas, lo único que nos falta es voluntad.

Desde que este Gobierno canceló la ayuda a los jóvenes sin hijos y tuve que abandonar mi trabajo voluntario allí, me pregunto cada mañana qué será de ellos. He optado por quedarme más cerca de casa colaborando con una asociación que como su nombre indica me está dando mucha Vida. Ahora pienso en aquella frase que un día me dijo mi amiga Pilar Praena: “no llores Amanda porque te has quedado sin trabajo, a veces nos acomodamos en un curro y abandonamos sueños que ahora podrás retomar porque tienes tiempo.”

Esta mañana, un grupo de la policía nacional procedió  a entrar sin previo aviso en aquel rincón de paz. Sevilla Acoge ha sido víctima de un control de extranjería ¿qué fácil verdad? Pero eso no ha salido en los medios de comunicación, solo sabemos hoy que el rey puede caminar por su habitación o que los corruptos siguen acampando a sus anchas por las calles de esta sinrazón. Ellos si tienen derecho a vivir en España y a costa de todos.

Ángela, Esteban, Omar, Manuel, Esther, Marisa, Asma, Marichel o Maty, no ceséis en vuestra lucha a pesar del cansancio que a veces provoca lo personal y lo profesional al mismo tiempo. Vosotros tenéis la oportunidad de hacer un escudo humano delante de la miseria como habéis demostrado hoy. Vosotros deberíais haber salido en los avances informativos y no esta lacra que nos inunda las pantallas a diario y que nos desconcierta y nos empuja a la desolación  cada vez más. Sois la voz de la inmigración, el grito de sus almas, no soltéis sus manos a la deriva de un océano que ya les salvó una vez la vida...

Carpe Diem